A nosotros, los discípulos de Cristo, se nos ha provisto de oídos para oír las Palabras del Rey y creerlas, y atesorarlas, y amarlas.
El entendimiento de las Escrituras no es una habilidad propia del hombre. Aún los más intelectuales, no pueden oír y ver las Palabras del Dios Vivo por sí mismos.
Miles son los que han visto la Biblia como un libro más. Como un libro que ha sido usado para influenciar masas de gente y conducirlas hacia una devoción ciega. Como ideas que no son sino argumentos vacíos que pretenden atar las libertades humanas.
Pero Jesús a dicho a los suyos: “A vosotros os es dado saber los misterios del reino.” (v. 11). La Biblia nos dice familia que “12…nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.” (1 Corintios 2:12, 13).
El Rey, Jesucristo, ha mostrado Su estrategia: confundir a las multitudes para que solo los que tienen oídos para oír y ojos para ver, puedan hacerlo.