Oración del profeta Habacuc, en tono de Sigionot1.
¶2 Oh Señor, he oídoa lo que se dice de ti1 y temíb.
Aviva, oh Señor, tu obra2 en medio de los años3c,
en medio de los años3 dala a conocer;
en la ira, acuérdate de tener compasiónd.
¶3 Dios viene de Temána,
y el Santo, del monte Paránb.
(Selah1)
Su esplendor cubre los cielosc,
y de su alabanza está llena la tierrad.
4 Su resplandor es como la luza;
tiene rayos que salen de su mano,
y allí se oculta su poderb.
5 Delante de Él va la pestilenciaa,
6 Se detuvo, e hizo temblar1 la tierra,
miró e hizo estremecerse a las nacionesa.
Sí, se desmoronaron los montes perpetuos,
se hundieron2b las colinas antiguas.
Sus caminos son eternos.
7 Bajo afliccióna vi las tiendas de Cusán,
temblaban las tiendas1 de la tierra de Madiánb.
¶8 ¿Te indignaste1, Señor, contra los ríos?
¿Contra los ríosa fue tu ira,
contra el marb tu furor,
cuando montaste en tus caballosc,
9 Tu arco fue desnudado por completoa,
las varas de castigo1 fueron juradas.
(Selah)
Con ríos hendiste la tierrab;
10 te vieron los montes y temblaron,
el diluvio de aguas pasó;
dio el abismo su voz,
levantó en alto sus manosa.
11 El sol y la luna se detuvieron en su sitioa;
a la luz de tus saetas se fueronb,
al resplandor de tu lanza fulgurante.
12 Con indignación marchaste por la tierraa;
con ira hollaste1b las naciones.
13 Saliste para salvar a tu puebloa,
para salvar a tu ungidob.
Destrozaste la cabeza de la casa del impíoc,
descubriéndolo de arriba abajo1.
(Selah)
14 Traspasaste con sus propios dardosa
la cabeza de sus guerreros1
que irrumpieron para dispersarnos2b;
su regocijo fue como el de los que devoran en secreto a los oprimidosc.
15 Marchaste por el mar con tus caballosa,
en el oleaje de las inmensas aguasb.
¶16 Oí, y se estremecieron mis entrañas1a;
a tu voz temblaron mis labios.
Entra podredumbre en mis huesosb,
y tiemblo donde estoy.
Tranquilo espero el día de la angustiac,
al pueblo que se levantará para invadirnos2d.
17 Aunque la higuera no eche brotes,
ni haya fruto en las viñasa;
aunque falte el producto del olivob,
y los campos no produzcan alimento;
aunque falten las ovejas del apriscoc,
y no haya vacas en los establosd,
18 con todo yo me alegraré en el Señora,
me regocijaré en el Dios de mi salvaciónb.
19 El Señor Dios1 es mi fortalezaa;
Él ha hecho mis pies como los de las ciervasb,
y por las alturasc me hace caminar.
Para el director del coro, con mis instrumentos de cuerda.